Técnica 79.

Hice una carambola y entró la bola cinco, la siete y la tres, hubiera dejado impresionados a todos si no hubiera sido porque también lo hizo la bola ocho. Un par de insultos disfrazados de elogios por tan buena y a la vez patética jugada sumbaron mis oídos como una bala, rápida y desapercibida. Pero no importó. mi mirada se centró a treinta y cinco grados a la derecha, a unos dos metros, en la otra mesa del centro recreativo, a donde estaba Amelia.
Me hice a un lado empujado por el insensible de el "Kir", quien tomó el taco de una manera aberrante. Imaginé que era una dama, quizá la terca de Diana que lo rechazó tantas veces que se volvieron incontables, y cómo no si al ver tocar aquel pedazo de madera me di cuenta de que no podría ser capaz de tomar a una mujer con la sutileza necesaria. Después de procesar aquel pensamiento di dos pasos hacía atrás, cortos, lentos, cualquier cosa que me hiciera pasar inadvertido. Sabía que ahí estaba porque alcanzaba a percibir el aroma de un suave halloween tan de moda, y sabía que era el de ella a pesar de que casi la mitad de las demás féminas lo usaban porque el aroma tenía un suave toque de Amelia. Escuchaba su risa, diálogos entrecortados que hablaban de todo menos de mí, giré un poco con algún pretexto absurdo que hiciese pasar mi mirada por donde se encontraba, pero la obviedad de mis ojos me descubrieron, y en una cobarde maniobra salieron disparados hacía un techo húmedo y deteriorado.
La milésima de segundo que me topé con su rostro, su perfecto y exquisito rostro bastaron para poder crear en mi un poco de satisfacción. Ella notó al intruso que la miró por menos de un instante, no sé qué idea pudo haber cruzado por su cabeza, cuántos hombres no debieron mirarla a cada rato, sus nalgas forjadas por la pubertad recién adquirida, sus pechos pequeños pero apetecibles al morbo masculino. Debía estar acostumbrada. Volteé a seguir con las acciones del "Kir" pero éste ya estaba hundido en su torpeza para el juego. Giré, tan solo giré por la inercia del instinto y me observaba, no sé qué, si mi panorama trasero no tenía mucho que ofrecer. Entonces pensé que debía ser algo más, amor, sí, debía estar amandome, imaginando mi concentración a un nuevo tiro, a cualquier cosa menos a ella, porque cuando amas a alguien a esa edad, a los tan solo trece años de edad, el amor es no ser correspondido. Desvió la mirada como yo lo había hecho instantes atrás, se evidenció de igual forma como yo viendo a un techo que ya se estaba sintiendo importante. Vi la oportunidad de fijar mi mirada hacía ella hasta que se cansara de ese color a humedad, lo hizo y me miró. Sé que mi cuerpo da un mejor aire que el de un techo en desuso, así fue porque no me quitó la mirada, ahora era un reto, un desafió, o quizá solo amor.
No me atreví a dar los tres pasos necesarios para estar frente a ella, jamás lo hice. Mi uniforme de la técnica 79 pasó de moda y jamás volví a mirarla, ni como aquella vez, ni de ningún otra forma, se fue, amada, estrujada, marchitada, y yo me fui, con el recuerdo de aquel momento donde una bola ocho volvió a entrar al momento equivocado, por los nervios absurdos del primer amor.

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Para los que preguntaban si solo le hago a la farandula, pues aquí un poco de mi curriculúm: soy estudiante de psicología del C.E.S 1ro de Mayo de Michoacán en México, escritor, guionista teatral, fuí editor de la revista universitaria independiente "Ecos", columnista de la revista "Desafío Magazine" en Watsonville California Estados Unidos y colaboré en el programa cultural escaparatv en la sección de literatura. Tengo en mi haber 3 libros "Perspectivas" 2004, (relatos) "Noches Casuales, noches absurdas... Bienvenida la noche" 2006 (poesía y escritos) y "Bienvenidos a San Juan Palmira" 2007 (novela) todos publicados de manera independiente, participo activamente en el colectivo "Luis Gustavo Franco", publico en diarios de manera independientes así como en este mi humilde pero sincero blog.

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