Me pregunto si México desease que le escribiera algunas letras, me cuestiono si no lo tomaría como otras tantas para su colección de utopías graciosas, pues cómo podría tomarse México algún comentario en una realidad tan vergonzosa, y seré honesto, seamos honestos con México, pues nos ha tanto, quizá todo, y nosotros, “orgullosos mexicanos” parecemos todo, menos precisamente eso, mexicanos. Y es que no se necesita sombrero ni botas, mucho menos gritos de un “Viva México cabrones” que no parece tan vivo, y donde lo de cabrones queda tan ajustado, seamos justos.
Parece que nos hemos olvidado del verdadero sabor del mexicano, de esa escencia que conduce al verdadero personaje, al humilde, al que no se “raja”, al valiente, al trabajador, al compadre, al amigo.
Y México solo volverá a ser México si nos volvemos a convertir en aquel ser real, el de la gloria y la lucha, y no a la de armas, sino a la mayor revolución de todas, a la de la dignidad. Y solo así gritaremos “Viva México” con honestidad, y solo así los colores verde, blanco y rojo ondearan con fuerza en lo alto de las astas sin ningún remordimiento.
Es así mis estimados lectores que México no necesita palabras de aliento, sino acciones, nuevos héroes cotidianos que necesitan salir de nosotros mismos, porque México es perfecto, bello, puro, colorido y manifiesta millones de adjetivos más.
México no es nuestro México, nosotros somos de México, y como tales, nuestro trabajo es por México. Pero nuestro país es tan noble que no desea nada, nunca lo ha hecho, pero si agradece con creses la humildad, el amor y la pasión por él. México, único e inigualable no incita más que a simplemente amarlo.
Parece que nos hemos olvidado del verdadero sabor del mexicano, de esa escencia que conduce al verdadero personaje, al humilde, al que no se “raja”, al valiente, al trabajador, al compadre, al amigo.
Y México solo volverá a ser México si nos volvemos a convertir en aquel ser real, el de la gloria y la lucha, y no a la de armas, sino a la mayor revolución de todas, a la de la dignidad. Y solo así gritaremos “Viva México” con honestidad, y solo así los colores verde, blanco y rojo ondearan con fuerza en lo alto de las astas sin ningún remordimiento.
Es así mis estimados lectores que México no necesita palabras de aliento, sino acciones, nuevos héroes cotidianos que necesitan salir de nosotros mismos, porque México es perfecto, bello, puro, colorido y manifiesta millones de adjetivos más.
México no es nuestro México, nosotros somos de México, y como tales, nuestro trabajo es por México. Pero nuestro país es tan noble que no desea nada, nunca lo ha hecho, pero si agradece con creses la humildad, el amor y la pasión por él. México, único e inigualable no incita más que a simplemente amarlo.