Recorro los pasillos del hospital tan cotidianamente que olvide lo que es la vida en sí, ver humanos en las camas con papeles que describen sus males sobre su cabeza se convirtió en una rutina, y mi corazón late a un ritmo, pero no a su ritmo, serán los tiempos de algo más, será por eso que se inventó la palabra misterio, quizá nunca lo sabremos, quizá nunca lo sabré.
Y mientras tanto seguirán despegando almas de aquellas camas, seguirán un rumbo tan distinto pero al mismo tiempo tan igual, por que todos partiremos hacia aquel camino, sin distinciones, sin escalas, directo, con la única diferencia de que nunca sabremos cuándo, ni dónde.
Mis pasos son los mismos, el dolor parece ser uno solo, aquél indescriptible, aquél que seguramente quiere decir algo, y al que pocos quieren escuchar. Hay un sonido, y pocas veces es el de la esperanza, son palabras, tan absurdas, inservibles e innecesarias que parece una broma, pero no lo es, de pronto, esta muerto. Y los diagnósticos solo son malos acompañantes, guardias malignos que vigilan nuestros pasos, y la cuenta regresiva muchas veces es la mayor condena, pues el cielo aguarda muchas veces como la única salida.
Puede ser pronto o tal vez prolongado, llegará, la edad no significa nada, solo un número que hace mas difícil la despedida, el nombre reconoce el cuerpo, y los recuerdos se tienen que guardar tan aferradamente para que la vida no se vaya por completo.
La muerte seguirá presente, tan viva, dejando y despojando de todo a quien se le de la gana, debatiendo con el destino nuestros destinos, preparando a todos con enseñanzas que pasan por desapersividas, pero que en aquel lugar, aquel hospital que guarda muchas veces los últimos instantes de la vida, se convierte en un aula de enseñanza, donde los pasos, aquellos que son tan sordos y las miradas que no quieren mirar fijamente, deben de ser retiradas, y arrastrar nuevos tiempos, de fe y esperanza, para que la vida, sea vida, y aunque se vaya, jamás deje de ser vida.
Por: Jaime Garba.
En honor a aquel joven muerto de lupus, que soñó ser futbolista, si en el cielo hay balones, serás el mejor.